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lunes, 21 de marzo de 2016

La píldora anticonceptiva se recomienda también a mayores de 40 años

Un estudio pionero realizado por investigadores de la Universidad de Granada (UGR), en España, ha demostrado que el uso de anticonceptivos hormonales, como la píldora anticonceptiva, también está recomendado para mujeres mayores de 40 años.

Se trata de la revisión más completa llevada a cabo hasta la fecha sobre todos los estudios científicos que, en el mundo, han incorporado a mujeres mayores de 40 años sobre el uso de este tipo de anticonceptivos.

El objetivo era analizar si en este sector de población existen los mismos riesgos y beneficios que se presentan en las mujeres menores de 35 años, que son habitualmente el objeto de estudio.

“En materia anticonceptiva (específicamente, en lo relativo a anticonceptivos hormonales), hasta hace poco tiempo la mayor parte de la evidencia científica disponible procedía de los estudios realizados en mujeres menores de 35 años con anticonceptivos hormonales clásicos”, explica Mendoza.

Esta investigación ha sido dirigida por Nicolás Mendoza Ladrón de Guevara, del departamento de Obstetricia y Ginecología de la UGR, y en ella han colaborado también investigadores de la clínica DIATROS de Barcelona.

Como la edad es un factor que por sí solo incrementa el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y metabólicas, se ha limitado el uso de los anticonceptivos hormonales a las mujeres jóvenes.

Entre las conclusiones más importantes de esta investigación destaca que en los nuevos preparados anticonceptivos, que incluyen hormonas naturales, los riesgos se han minimizado en las usuarias de cualquier edad, incluso en las mayores de 40 años que estén sanas al inicio de su toma.

Igualmente, los mismos beneficios observados en las mujeres jóvenes son también observados en las más mayores, con una ventaja añadida: algunos procesos ginecológicos que aparecen a esta edad (como por ejemplo las alteraciones del ciclo ovárico o el sangrado menstrual abundante) también se mejoran con su uso.

Este trabajo, publicado en sendos artículos de la revista científica Maturitas, es una continuación de otro que recibió el Premio Nacional de Anticoncepción en 2014, que otorga la Sociedad Española de Contracepción.
(Fuente: UGR divulga)

jueves, 17 de marzo de 2016

Un modelo piloto predice la aparición de migrañas incluso sin síntomas


Alrededor de un 10% de la población mundial sufre migrañas. Poder predecir estos episodios para tratarlos antes de que ocurran mejoraría la calidad de vida de los pacientes y supondría un importante ahorro para las arcas públicas. Solo en Europa, este tipo de dolor intenso de cabeza supone un gasto de 1.222 euros por paciente al año, según datos de la universidad noruega NTNU.

Un equipo de investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, en colaboración con la Universidad Politécnica de Madrid y la Unidad de Cefaleas del Hospital Universitario La Princesa (Madrid), en España, ha creado un modelo automatizado que predice la aparición de migrañas con una anticipación de hasta 47 minutos de promedio, incluso aunque el paciente no experimente síntomas.

“Por primera vez se demuestra que se puede predecir de manera indirecta la aparición de crisis de migraña a través de la medida continua de variables hemodinámicas”, explica Josué Pagán, investigador del departamento de Arquitectura de Computadores y Automática de la UCM y autor principal del estudio, publicado en la revista Sensors.

En la investigación han participado trece pacientes, aunque para el artículo publicado en Sensors solo se seleccionaron dos sin tratamiento preventivo. Para tener una información constante de las variables de los participantes se utilizó una red de sensores inalámbricos de bajo coste, WBSN (Wireless Body Sensor Network, por sus siglas en ingles). 


“El método permite, de manera objetiva, predecir una migraña de forma precoz, lo que posibilita dar un tratamiento antes de que se inicie el dolor para evitarlo”, afirma el investigador.

El ritmo cardíaco se monitorizó con electrodos cardiacos superficiales situados cerca del corazón; el dispositivo para registrar la saturación del oxígeno capilar se colocó en un dedo y la temperatura superficial de la piel se midió situando el sensor cerca de la axila. El sensor para registrar la sudoración se situó en el brazo.

Todos estos datos se monitorizaron en un dispositivo inalámbrico y en un smartphone. Los pacientes tenían que llevar los sensores las 24 horas del día durante entre cuatro y seis semanas, sin cambiar sus rutinas diarias. En el momento en que apareciera la migraña, podían tomarse su medicación habitual.

Algunas personas registran síntomas antes de que aparezcan estos dolores de cabeza. La sensación de tristeza, apetito o irritabilidad son difíciles de detectar. Además, su aparición puede ocurrir hasta 48 horas antes, por lo que la ingesta de los medicamentos para anular el dolor no resulta eficaz.

El nuevo modelo desarrollado por los científicos no se basa en estos indicios para predecir el ataque. “Incluso si el paciente no experimenta síntomas premonitorios de la crisis migrañosa, nuestro estudio considera la alteración que puede existir en las variables hemodinámicas pasando desapercibidas para el paciente”, destaca Pagán.

Una de las principales ventajas de la herramienta es que, al usar dispositivos de bajo coste e inalámbricos, permite una monitorización ambulatoria, sin técnicas invasivas para el paciente.

Los científicos –que han solicitado la patente del modelo– subrayan que se trata de un estudio piloto pero con unos primeros resultados “prometedores”. El sistema todavía no se ha probado de manera autónoma en el entorno real. Las señales monitorizadas de los pacientes analizados han servido para crear un modelo predictivo que han comparado con los datos reales.

En un futuro, los investigadores esperan que el sistema genere una alerta que indique con qué probabilidad puede aparecer una migraña y cuándo. “Con esta información podremos hacer un ensayo clínico para demostrar que, si el paciente toma el fármaco de forma precoz, evitaremos su dolor”, concluye Pagán. 

(Fuente: Universidad Complutense de Madrid)

martes, 15 de marzo de 2016

Nuevo catalizador para obtener hidrógeno con glicerina


El hidrógeno está considerado un vector energético limpio, pues permite transportar energía sin contaminar. Sin embargo, resulta prácticamente imposible encontrar hidrógeno en estado libre, por lo que debe extraerse previamente de otras fuentes, generalmente del gas natural y del petróleo. El problema es que así continúa la dependencia de fuentes de energía no renovables.

Para solucionarlo, investigadores del Grupo de Diseño Molecular de Catalizadores Heterogéneos (UNED-CSIC) han desarrollado un nuevo catalizador que permite obtener hidrógeno puro a partir de la glicerina, un subproducto del biodiesel.

"Al sintetizar el biodiesel se calcula que aproximadamente un 10% de la producción es glicerol, así que se trata de un producto que tenemos en grandes cantidades y al que podemos darle una salida", señala Antonio Guerrero, miembro del grupo y uno de los autores del estudio, presentado en la revista  Carbon.

"Por otro lado, la ventaja de aplicar el glicerol como fuente de hidrógeno (H2) es que sustituiría al petróleo o gas natural”, añade. De esta forma, el hidrógeno necesario para transportar la energía se obtendría de la biomasa, en vez de hacerlo de fuentes no renovables.

Para encontrar un material que fuera estable en la reacción, el equipo empleó rutenio (Ru) sobre distintos soportes de carbón. Aunque el carbón activado resultó ser demasiado reactivo y el grafito terminaba desactivándose al cabo de un tiempo, los nanotubos de carbono demostraron ser óptimos pues impiden que se pierda actividad catalítica.

No obstante, el resultado de este proceso no solo era H2 sino que también arrojaba CO2. Por este motivo se incorporó al catalizador una membrana de paladio (Pd) que, al ser permeable al hidrógeno, permite separar ambos compuestos y obtener así el ansiado hidrógeno puro.

"El reactor de membrana al extraer el hidrógeno de la zona de reacción desplaza el equilibrio de la reacción, por lo que se aumenta el rendimiento para conseguir más hidrógeno; además el CO2 que se produce como subproducto está concentrado y podría ser reutilizado o almacenado”, concluye el investigador.

La Unidad Asociada de Investigación Grupo de Diseño y Aplicación de Catalizadores Heterogéneos UNED-ICP (CSIC) está especializada en la producción y almacenamiento de hidrógeno, así como en la eliminación catalítica de gases contaminantes atmosféricos.

(Fuente: Universidad Nacional de Educación a Distancia)

lunes, 14 de marzo de 2016

Consejos para un embarazo sano y feliz

Comer y beber sano durante el embarazo

La dieta ha de ser variada y equilibrada. Lo importante es tomar alimentos ricos en nutrientes y vitaminas como ácido fólico, hierro, calcio y yodo, pero no en grasas. La dieta ha de ser variada a base de verduras, frutas, cereales, lácteos y legumbres, sin olvidar el aporte diario de proteínas de carne y pescado.

Una dieta sana icluye mantener una hidratación correcta. Beber la suficiente agua y leche que nos aporte calcio es fundamental. También podemos tomar zumos, mejor naturales y no azucarados. Por supuesto, olvidémonos de las bebidas alcohólicas y del café.

Tomar los suplementos vitamínicos recomendados

Para complementar una dieta sana el médico nos recomendará determinados complementos vitamínicos que incluyan ácido fólico, junto a otros suplementos vitamínicos y de minerales también beneficiosos para el embarazo, como hierro, yodo, calcio… De este modo ayudamos al feto a desarrollarse adecuadamente evitando carencias que podrían causar complicaciones tanto para el bebé (bajo peso, espina bífida...) como a la madre (anemia, preeclampsia...).

Realizar ejercicio durante el embarazo

Para nuestro bienestar y una ganancia de peso ideal es fundamental realizar ejercicio físico adecuado a nuestro estado. Ya sea natación, yoga, caminar, el método pilates...

Mediante la realización de un ejercicio moderado y constante conseguiremos que mejore nuestra condición cardiovascular y muscular y favoreceremos la corrección postural. Todo ello proporcionará a la embarazada una mejor condición física general y le permitirá enfrentarse al trabajo del embarazo y parto con menos riesgos.

Acudir a las visitas médicas

Visitar periódicamente al ginecólogo para hacernos las pruebas correspondientes y obtener una asistencia prenatal adecuada. Así haremos un seguimiento tanto de la salud del bebé como de la nuestra, teniendo la posibilidad de consultar al especialista todas nuestras dudas y temores, así como hablarle de nuestro plan de parto. Las pruebas prenatales nos aportarán tranquilidad, nos ayudarán a "acercarnos" al bebé y con las ecografías tendremos sus primeras imágenes para el recuerdo.

Usar una ropa adecuada

Debemos llevar ropa cómoda (incluidos los zapatos), adecuada al aumento de peso y volumen que experimentamos. Ello ayudará a que la sangre circule mejor, a que nuestros movimientos sean correctos y no forzados y a que la piel se mantenga sana. No se trata de ir vestidas como sacos de patatas, ya que afortunadamente estar embarazada ya no está reñido con ir a la moda, y muchas tiendas venden bonitas prendas premamá. Los tacones pueden esperar, pero sentirnos a gusto y guapas con un "envoltorio" bonito favorece un bienestar psíquico importante en estos momentos.

Mimar nuestra mente durante el embarazo

Si dedicamos tiempo a cuidar nuestro cuerpo, también hemos de guardar tiempo para nuestra relajación y el cuidado de nuestra mente. No sólo el cuerpo está más vulnerable durante el embarazo. Buscar nuestra tranquilidad y hacer ejercicios de relajación en casa nos ayudarán a sentirnos mejor. No hemos de aparcar las actividades que nos gustan como ir al cine, leer, salir al campo, manualidades...

Cuidar nuestra piel

Durante el embarazo es fundamental aplicarnos cremas solares protectoras para evitar las manchas en la piel y las quemaduras. Debido a la acción de las hormonas, la piel de la embarazada sufre alteraciones como la hiperpigmentación. También son importantes las cremas antiestrías, que previenen la aparición de esas cicatrices con el estiramiento de nuestra piel, con especial atención durante los meses finales, cuando la piel se estira a ritmo muy rápido.

Hidratar todo el cuerpo tras el baño o la ducha nos regala un momento de relajación. Los masajes suaves tras el ejercicio nos ayudan a sentirnos mejor. Por supuesto, la hidratación externa hay que complementarla con la interna, bebiendo abundantes líquidos como ya hemos comentado en el punto referido a la nutrición. Todo combinado hará que aumente nuestro bienestar al sentirnos más cuidadas y guapas.

Un buen descanso durante el embarazo

Dormir y descansar lo que nos pida el cuerpo es muy importante. El cansancio y el sueño pueden acompañarnos desde el primer momento como uno de los primeros síntomas de embarazo, y con suerte irán desapareciendo. Pero es más que probable que volvamos a sentirnos muy cansadas y somnolientas en la fase final del embarazo. Es lo que el cuerpo necesita, y debemos escucharlo, descansando en la medida de lo posible, sin olvidarnos de que el ejercicio moderado hará que descansemos y durmamos mejor.

Las clases de preparación al parto

Asistir a las clases de preparación al parto puede resultar muy beneficioso tanto para nuestra salud física como mental. Relacionarse con otras embarazadas y compartir experiencias abre nuestra mente al descubrir que no somos las únicas que tenemos dudas o temores.

También nos sirven para adquirir conocimientos y consciencia sobre los cambios en nuestro cuerpo, conocer conceptos sobre las fases del parto, la higiene del bebé o la lactancia nos ayudarán a sentirnos más preparadas para los cambios que se avecinan. A través del conocimiento se genera una autoconfianza importante gracias a la seguridad, y el ser padre empieza a vivirse ya. En la medida de lo posible, es bueno compartir estas clases acompañadas por la pareja.

Comunicarnos con el bebé

Hablarle al bebé, comunicarnos con él, ponerle música, hará que lo sintamos más cerca, preparándonos para el momento en el que realmente llegue a nuestros brazos. Conocer cómo va siendo su evolución mes a mes, cómo va creciendo en nuestro vientre, escribirle alguna carta, llevar un diario de nuestro embarazo, responder a sus pataditas...

Fuente: Bebé y más

martes, 8 de marzo de 2016

SONRÍE, nuevo software para la rehabilitación orofacial de niños con parálisis cerebral


SONRÍE (Sistema de terapia basado en Kinect para niños con parálisis cerebral) es un software de terapia para niños con parálisis cerebral que ha sido desarrollado por un equipo de investigadoras de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), en España.

Con la ayuda del sensor comercial Kinect 360 (usado en los videojuegos para interactuar sin contacto físico con la consola), las desarrolladoras han creado una serie de juegos para detectar distintos gestos faciales –soplido, subida de cejas, beso y sonrisa– de forma que se logre, en primer lugar, una mayor precisión en la detección y, posteriormente, una mejora terapéutica en los movimientos del rostro y en la expresión facial.

La parálisis cerebral es una afección encefálica que se caracteriza primordialmente por un trastorno persistente, pero no invariable, del tono, la postura y el movimiento. Esta afección, que aparece en la primera infancia, es una lesión no evolutiva del encéfalo que produce una enorme influencia en la correcta maduración neurológica del sujeto afectado.

Las diferentes afectaciones que sufren los niños con parálisis cerebral hacen difícil, o en ocasiones imposible, la realización de múltiples actividades cotidianas como vestirse, asearse, comer, ir al colegio o incluso caminar o hablar. Con objeto de que los niños que la sufren puedan hablar, gesticular e incluso alimentarse correctamente es de enorme importancia que realicen ejercicios de rehabilitación facial que les permitan mejorar la correcta ejecución de diversos movimientos del rostro.

La medicina y los tratamientos de rehabilitación están utilizando cada vez más las nuevas tecnologías ya que permiten construir soluciones más atractivas para los pacientes que van a beneficiarse de ellas. En el caso de los niños, las nuevas tecnologías permiten crear juegos intuitivos, estimulantes y terapéuticos.

Como indican las investigadoras que han participado en el desarrollo del sistema (María Luisa Martín Ruiz y Estefanía Sampedro Sánchez de la UPM, y Nuria Máximo Bocanegra y Laura Luna Oliva de la URJC), “el juego es la herramienta que utiliza el niño desde su nacimiento, tanto para divertirse como para aprender, y jugar facilita su correcto desarrollo físico y neurológico”. Por ello, el núcleo de SONRÍE son cuatro juegos pensados para ser realizados por niños que padecen parálisis cerebral.

Para el desarrollo del sistema SONRÍE se ha empleado el sensor Kinect 360, que es un dispositivo de captación fabricado por la empresa Microsoft cuyo objetivo inicial era permitir jugar con su videoconsola Xbox 360 sin la necesidad de utilizar ningún mando mediante una interfaz natural de usuario que reconoce gestos, comandos de voz, y lo más interesante, el cuerpo humano y puntos faciales.

Los gestos faciales, que se estimularán mediante juegos en SONRÍE son cuatro: subida de ambas cejas, soplido, beso y sonrisa. Los juegos desarrollados pretenden explorar primero y trabajar después los músculos encargados de cada uno de los gestos señalados, de forma que se logre una mejora terapéutica en los movimientos faciales realizados. Su repetición hace que se produzcan nuevos aprendizajes y nuevos esquemas cerebrales de movimiento. Además permite al niño ser parte activa del proceso, lo que contribuye a mejorar su autoestima y su satisfacción personal.

Aunque los juegos han sido diseñados para niños con parálisis cerebral, SONRÍE se podría adaptar a otros niños con diferentes patologías que afectan al tono y control muscular, como es el caso de los niños con síndrome de Down, síndrome de Moebius, o distrofias, entre otros. Además, realizando modificaciones en el entorno virtual del sistema, este podría ser extrapolable también al mundo del adulto.

Personas con parálisis faciales, esclerosis lateral amiotrófica, traumatismos craneoencefálicos o accidente cerebro vascular con afectación facial, podrían ser algunas de las patologías en las que se podría utilizar este sistema para mejorar la movilidad de la musculatura orofacial y contribuir a un mejor desempeño ocupacional, lo que derivaría en un aumento de la calidad de vida de estas personas y de sus familias. Unir tecnología y salud es el camino a seguir en el siglo en que vivimos. 
(Fuente: Universidad Politécnica de Madrid)

Desarrollan un biosensor capaz de identificar cáncer oral en muestras de saliva


Una pequeña muestra de saliva es suficiente para que el biosensor desarrollado por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), en España, analice la presencia de determinados biomarcadores –niveles que están alterados cuando existe algún tipo de tumor–.
De momento, la herramienta se ha probado con personas sanas pero los científicos esperan poder contrastarla con pacientes que presentan cáncer oral, es decir, tumores localizados en la boca, labios, lengua y glándulas salivales. 

“El biosensor se basa en la captura selectiva de dos biomarcadores (la proteína IL-8 y su mRNA asociado) directamente de la muestra de saliva, sin procesar ni diluir, empleando dos tipos de partículas magnéticas previamente modificadas con bioreceptores adecuados”, explica José Manuel Pingarrón, catedrático del departamento de Química Analítica de la UCM y autor principal del estudio, publicado en Biosensors and Bioelectronics.

Trabajos previos han demostrado que los niveles de expresión de la proteína IL-8 y su mRNA en muestras de saliva están relacionados con la presencia de cáncer oral.

Además, otros estudios han confirmado que la detección simultánea de estos dos biomarcadores de distinta naturaleza (uno proteico y otro genético) permite elaborar un diagnóstico clínico más preciso.

“La detección de dos biomarcadores minimiza la existencia de falsos positivos y negativos”, apunta Susana Campuzano, investigadora de la UCM y coautora del trabajo. “La determinación de uno de ellos genético (el mRNA) permite, además, un diagnóstico más temprano”, añade.

Hasta el momento, ninguna herramienta había conseguido reunir en un mismo biosensor el análisis simultáneo de estos marcadores.

Los científicos avanzan que el dispositivo se podrá emplear para detectar cáncer de cabeza y cuello, al identificarse también con muestras de saliva. Pero además, confían en que pueda utilizarse para diagnosticar otros tipos de cáncer, al poder usarse en otros fluidos biológicos como suero, sangre u orina.

 (Fuente: Universidad Complutense de Madrid)

viernes, 4 de marzo de 2016

Tuberculosis, una amenaza latente

Existe una presunción popular que asocia la tuberculosis con una enfermedad casi erradicada, que afecta sólo a grupos minoritarios. Sin embargo, esta creencia está lejos de la realidad: se estima que un tercio de la población mundial está infectada de manera “latente”, lo que implica que un diez por ciento terminará por desarrollar la enfermedad de forma “activa”.

La tuberculosis es una infección bacteriana contagiosa que compromete a los pulmones, pero puede propagarse a otros órganos. La especie de bacteria más representativa de esta patología es Mycobacterium tuberculosis o bacilo de Koch. Los síntomas clásicos implican tos crónica, con esputo sanguinolento, fiebre, sudores nocturnos y pérdida de peso. La infección de otros órganos causa una amplia variedad de síntomas.

“Al contrario de lo que la gente piensa, es muy difícil desterrar la tuberculosis. A 22 años de la declaración de emergencia sanitaria emitida por la OMS, la tuberculosis representa una amenaza de salud pública de primera magnitud a pesar de la disponibilidad de un tratamiento económico y eficaz”, señala la doctora Virgina Pasquinelli a Argentina Investiga, y añade: “Es la segunda causa de muerte por un agente infeccioso y representa la cuarta parte de la mortalidad evitable en los países en vías de desarrollo. Las estadísticas son alarmantes: hay cerca de 9 millones de enfermos de tuberculosis en el mundo según un reporte de 2013 y 8.500 nuevos casos durante 2013 en nuestro país”.

Si bien la bacteria es “muy patógenica”, es decir, se necesitan dosis muy bajas para el contagio, la mayoría de las personas logra contener al germen gracias a su sistema inmune. Es lo que se conoce como “tuberculosis latente”, la que luego se detecta por pequeños granulomas alojados en el pulmón de la persona que estuvo en contacto con la bacteria o mediante ensayos que detectan la respuesta inmune frente a la bacteria. “Un individuo puede tener tuberculosis latente toda su vida y jamás enterarse. Pero es importante decir que de todos los que tienen tuberculosis de manera latente, un diez por ciento la desarrollará de manera activa”, advierte la investigadora de la UNNOBA. “Hay que aclarar que la persona que está en período de latencia no contagia”, añade.

Si bien lo más frecuente es el desarrollo de la enfermedad de manera diferida, pasando por un período previo de “latencia”, es posible desarrollar la tuberculosis de forma “primaria”. “Es decir, me infecto y me enfermo. Esto pasa más comúnmente en los pacientes que tienen algún tipo de inmunodeficiencia, como el HIV”, puntualiza Pasquinelli. “También sucede en los niños y por ese motivo es que todavía es tan importante aplicar la vacuna BCG, que protege para los casos más severos de tuberculosis”, advierte.

Pero ¿por qué no todos los infectados desarrollan la enfermedad? ¿Existen factores que predisponen al contagio y a la posterior “activación” de la tuberculosis? Sin dudas. Fumadores, personas inmunodeprimidas y mal alimentadas, y diabéticos son más propensos a contagiarse y desarrollar la enfermedad. Uno de los factores más importantes es el ambiental: “Cuando hay una deficiencia de vitamina D [la cual se activa por la luz solar], la persona está más predispuesta. Además, hay que tener en cuenta la cantidad de exposición al patógeno”, dice la científica de la UNNOBA y ejemplifica: “Existen muchos casos en fábricas textiles del Gran Buenos Aires, donde trabaja un montón de personas en sótanos en los que no circula aire. Entonces, si alguien con tuberculosis activa tose, el resto de personas sanas tiene más posibilidades de contagiarse”.

Sin embargo, el ambiental no es el único factor: hay que tener en cuenta el factor genético, del cual Pasquinelli es especialista, ya que es el foco de la investigación que desarrolla en la Universidad. “Por un lado, la genética del paciente y por el otro, la genética del patógeno. Hay cepas que son más severas que otras. Ese es un factor que muchas veces no se estudia y es fundamental”, amplía.

Además de las cepas multirresistentes, es decir, resistentes a varios antibióticos, existen en la actualidad las ultrarresistentes, las cuales “son resistentes a prácticamente todas las drogas”. “La tasa de mortalidad en individuos con estos casos es altísima”, alerta Pasquinelli. Lo desconcertante de este dato es que la generación de estas bacterias tan virulentas es, en parte, responsabilidad de los mismos pacientes, ya que se asocia al abandono del tratamiento: “Para curarse de la enfermedad, el paciente debe ingerir durante seis meses los antibióticos recetados por el médico. Como en el primer mes baja mucho la carga bacteriana, la persona empieza a sentirse mucho mejor: tiene menos sudoración nocturna, disminuye la tos y la fiebre. Por este motivo, muchas veces, el paciente mismo decide abandonar el tratamiento desatendiendo los consejos médicos. Luego de un tiempo el paciente reactiva la enfermedad y además incrementa el riesgo de aparición de una variante resistente”.

Uno de los aspectos más sorprendentes de la enfermedad es que existen individuos que, a pesar de estar en contacto con el bacilo de la tuberculosis, nunca se infectan ni desarrollan la enfermedad de manera “latente”. En este hallazgo se centra una de las líneas de investigación que desarrolla Virginia Pasquinelli en la UNNOBA: “La detección temprana del patógeno por la respuesta inmune innata es uno de los factores clave que podría mediar la resistencia a la tuberculosis”.

El sistema inmune reconoce al patógeno desde el inicio y, a partir de eso, empiezan a actuar los denominados “macrófagos”, a los que Pasquinelli describe como el “pacman del sistema inmune”: “Ellos fagocitan y matan al patógeno, en este caso al bacilo de la tuberculosis”, grafica la científica. Luego explica: “Hay una molécula que nosotros estudiamos que se llama SLAM. Nuestra hipótesis es que SLAM podría actuar como un sensor microbiológico de las micobacterias: esto es reconocer al patógeno, meterse adentro de la célula y conducirlo a ciertas estructuras cuya función es matar rápidamente a la bacteria. La respuesta inmune innata se caracteriza por ser rápida, aunque no es específica: reconoce ciertas estructuras o patrones generales que están presentes en los patógenos”.

A diferencia de la “innata”, la respuesta inmune adaptativa es más específica y tiene la posibilidad de generar memoria inmunológica, el principio en el que se basan las vacunas. “Es decir que recuerda al patógeno y si nos volvemos a infectar con el mismo, al tener memoria inmunológica, es más eficiente en este segundo encuentro con la bacteria”, plantea la científica de la UNNOBA.

Como la “respuesta inmune innata” genera condiciones y regula la “respuesta inmune adaptativa”, para Pasquinelli es crucial estudiar la primera: “En el caso de la tuberculosis, una de las cosas que se observa es que las células de la respuesta inmune adaptativa tardan mucho tiempo en llegar al sitio de infección: el pulmón, en general. Y ese retraso es lo que impide que no podamos contener a este patógeno. Con lo cual uno tendería a pensar que si mejoramos la respuesta innata vamos a mejorar la adaptativa”. “Estamos buscando alguna molécula o mediador que pueda aumentar esa función del macrófago y así mejorar la respuesta inmune frente a la tuberculosis”, sintetiza.

La investigación permitiría, en un futuro, proveer de información para diseñar tratamientos con inmunoterapia que posibiliten prevenir la activación de la enfermedad en individuos con tuberculosis latente (de los cuales, se sabe, un diez por ciento desarrollará la enfermedad). Pasquinelli profundiza: “Hoy en día existen los anticuerpos monoclonales que actúan disparando o bloqueando una molécula co-estimulatoria. Precisamente SLAM es una molécula co-estimulatoria. Si nosotros descubrimos que esa molécula tiene una función muy importante en desencadenar una respuesta inmune protectiva no es tan inverosímil pensar que en un futuro podamos tener un anticuerpo monoclonal que ayude a aumentar la función de esa molécula. Es sentar las bases de mecanismos que puedan ayudar a diseñar inmunoterapias”.

Otra de las líneas de investigación de la doctora Pasquinelli en la UNNOBA apunta a estudiar los marcadores de susceptibilidad genética: “Intentamos ver, tanto en individuos sanos, latentes o enfermos, diferentes variaciones en los genes y cómo esas variaciones pueden asociarse a una mayor susceptibilidad a desarrollar la enfermedad o a hacerlo de manera más severa. Estudiamos variaciones genéticas en genes que nosotros ya sabemos que tienen una función determinada en la respuesta inmune frente a la tuberculosis y tratamos de buscar marcadores de susceptibilidad a desarrollar la enfermedad”.

Llamada también “la gran peste blanca”, la tuberculosis es una de las enfermedades más antiguas de la humanidad, hay evidencias paleontológicas que indican que existía 8000 años antes del nacimiento de Cristo. Fue responsable de una cuarta parte de las muertes entre 1400 y 1600. Entre 1600 y 1800 fue epidémica en Europa, causando millones de muertes, en particular en las clases pobres de la sociedad.

“Peste blanca”, como más se la conoció, no sólo hacía alusión a la palidez de los enfermos, sino también a que afectaba principalmente a jóvenes. Lo más llamativo es que, en el siglo XIX, los rostros lánguidos de los tuberculosos eran considerados atractivos para los cánones de belleza de aquella época. Esta dolencia mortal se volvió una “enfermedad romántica”, descripta por poetas como John Keats, y George Lord Byron, y escritores como Edgar Allan Poe, Robert Louis Stevenson y Emily Brontë, muchos de los cuales murieron a causa de la enfermedad.

Edgar Allan Poe describió a su mujer, Virginia, como “delicada, mórbida y angelical”. En 1842 Virginia tuvo un acceso de tos, al que Poe describió de esta manera: “De repente ella paró, se agarró la garganta y una ola de sangre carmesí corrió por su pecho... la hizo incluso más etérea”. Emily Brontë describe a la heroína de “Cumbres borrascosas” como “más bien delgada” y con ojos que “brillaban como diamantes”. La autora, su madre y hermanos murieron de tuberculosis.

Aunque asociada a la “inspiración poética” que era un privilegio de la burguesía y las clases altas de la sociedad, se trató de una enfermedad que afectó en gran medida a los pobres. Sin dudas, el hacinamiento y la malnutrición de vastos sectores que propició la Revolución Industrial brindaron las condiciones para que la enfermedad proliferara.

Fue Robert Koch quien identificó al bacilo tuberculoso en 1882, demostrando que la enfermedad era contagiosa. Hubo que esperar hasta 1943 para encontrar un tratamiento eficaz: la estreptomicina, el primero de una serie de antibióticos que probaron ser efectivos contra la bacteria.

 (Fuente: Argentina Investiga)