Siempre me he preguntado cómo podemos motivar a una persona, sin que se sienta mal, muchas veces no entendemos que las personas se deprimen, se desaniman y es bastante difícil salir de esa situación, más no es imposible, podemos ponernos en su lugar, ver cómo está su situación, en su casa, en el trabajo, quizás en una relación.
Debemos tener un poco de psicología para lograr ayudarlos y que se puedan valer por si mismos, si solo los regañas, les exiges, los tratas mal por ser "inútiles", decirles "por qué no consigues trabajo?", "no seas bruto", "si eres flojo", y muchas otras frases, lo que estás haciendo es destruyendo la poca confianza que tienen, si es que la tienen. Es como cuando una persona tiene sobrepeso, no me refiero a los estándares de belleza que coloca la sociedad, hablo de tener un peso saludable, pues, la obesidad es una enfermedad.
Muchas veces hay familiares, amigos, hasta desconocidos que se burlan, hablan cosas como: "estás así de gordo por comer dulces", "eso es que no sabes hacer una dieta", "hasta cuando vas a estar así de gordo" y muchas otras frases que ellos creen que "ayudan" y harán despertar a la persona para que baje de peso. Hay veces que es el caso contrario y quieren que suban de peso. Y todo esto, lo que hace es que la persona se cierre y quiera buscar un escape, muchas veces es la misma comida lo que los hace sentir mejor.
Veamos un cambio de frase, porque no en vez de decir: "estás gordo, has ejercicio", intentamos decir: "oye, tengo un nuevo plan de ejercicios, te gustaría acompañarme?", ¿suena diferente cierto? Es más probable que una persona con problemas de peso te atienda a está invitación que si solo le dices que está gordo, él ya lo sabe, se ve todos los días y no hace falta que se lo recuerdes.
Bueno, lo mismo pasa cuando una persona está desempleada, está deprimida por una perdida, ya sea de un familiar, financiera, de trabajo, hay muchos casos, entonces, ¿por qué en vez de llamarles la atención de manera negativa, no buscamos la manera de que entiendan lo valiosos y capaces que son, y así pueden buscar la manera de superarse?
Aquí les dejo un cuento que tiene un poco que ver con la manera en como nos vemos a nosotros mismos, y como una persona nos puede ayudar a darnos cuenta de ciertas cosas que ni siquiera conocemos.
Un alumno llegó a su profesor con un problema:
–Estoy aquí, profesor, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada.
Dicen que no sirvo para nada, que no hago nada bien, que soy tonto y muy idiota.
¿Cómo puedo mejorar?
¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El profesor, sin mirarlo, le dijo:
–Lo siento mucho, joven, pero ahora no puedo ayudarte. Primero debo resolver mi propio problema, tal vez después...
Y haciendo una pausa dijo:
Si tu me ayudas y puedo resolver mi problema rápidamente, quizá pueda ayudarte a resolver el tuyo.
–Claro, profesor, murmuró el joven.
Pero se sintió otra vez desvalorizado.
El profesor se sacó un anillo que llevaba en el dedo pequeño, se lo dio y le dijo:
Agarra el caballo y vete al mercado. Debes vender este anillo porque tengo que pagar una deuda.
Es preciso que obtengas por él el máximo posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro.
Vete y vuelve con la moneda lo más rápido posible.
El joven cogió el anillo y partió.
Cuando llegó al mercado empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes.
Ellos miraban con algún interés, atendiendo al joven cuando decía cuanto pretendía por el anillo.
Cuando decía que una moneda de oro, algunos reían, otros se apartaban sin mirarlo.
Solamente un viejecito fue amable de explicarle que una moneda de oro era mucho valor para comprar un anillo.
Intentando ayudar al joven, llegaron a ofrecerle una moneda de plata y una jícara de cobre, pero el joven seguía las instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazaba las ofertas.
Después de ofrecer la joya a todos los que pasaban por el mercado, y abatido por el fracaso, montó en el caballo y regresó.
El joven deseaba tener una moneda de oro para comprar el mismo el anillo, librando de la preocupación a su profesor pudiendo así recibir su ayuda y consejos.
Entró en la casa y dijo:
Profesor, lo siento mucho, pero es imposible conseguir lo que me pidió.
Tal vez pudiese conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que se pueda engañar a nadie sobre el valor del anillo.
Importante lo que me dices, joven, le contestó sonriente.
Primero debemos saber el valor del anillo.
Vuelve a coger el caballo y vas a ver al joyero.
Quien mejor para saber su valor exacto
Pero no importa cuanto te ofrezca, no lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven fue a ver al joyero y le dio el anillo para que lo examinara.
El joyero lo examinó con una lupa, lo pesó y le dijo:
–Dile a tu profesor que, que si lo quiere vender ahora no puedo darle más de 58 monedas de oro.
–58 ¡MONEDAS DE ORO!, exclamó el joven.
–Si, contestó el joyero, y creo que con el tiempo podría ofrecer cerca de 70 monedas, pero si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a casa del profesor para contarle lo ocurrido.
–Siéntate, dijo el profesor, y después de escuchar todo lo que el joven le contó, le dijo:
–Tu eres como ese anillo, una joya valiosa y única. Solamente puede ser valorada por un especialista.
–Pensabas que cualquiera podía descubrir su verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a colocarse su anillo en el dedo.
Todos somos como esta joya. Valiosos y únicos y andamos por todos los mercados de la vida pretendiendo que personas inexpertas nos valoren.
Si nosotros necesitamos de expertos, personas amables y comprensivas, pues, todos tenemos algún momento de tristeza, de desmotivación, ¿por qué no ser esas personas también? Seamos amables, tolerantes, el que tu tengas problemas, no significa que eres el único que los tiene.
Nunca juzgues a una persona, no sabes por lo que está pasando o pasó para llegar a la situación en que está, sea por una mala decisión que tomó o simplemente porque tuvo una mala racha, el destino jugó así y lamentablemente llegó a ese problema.
Seamos más tolerantes en cuanto a como vemos a los demás, todos tenemos situaciones difíciles y toda la capacidad para superarlas, eso no quiere decir que se nos escape de las manos, muchas veces necesitamos ayuda, aunque nos rehusemos a pedirla. ¡Ayuda a alguien! has de eso una tarea diaria, ya sea abriendo una puerta, prestando un bolígrafo, ayudando a cargar una bolsa, y así cada vez más personas harán lo mismo que tu, con ese ejemplo, y de granito en granito construiremos una montaña enorme, para poder tener un mundo mejor.
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Dejando nuestro granito de arena para un mundo mejor
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